La llegada del euro digital, ¿un pacto con la disrupción?

El proyecto para la creación del euro digital continúa avanzando en Europa y podría convertirse en una realidad a partir de 2025.

La pérdida gradual del uso del efectivo está ocasionando un crecimiento exponencial de los medios de pago electrónicos, que no han hecho más que expandirse y ganar influencia en plena era digital. No obstante, la emisión de una moneda digital en la Eurozona (por el momento en fase de preparación) suscita múltiples dudas al respecto. ¿Qué podría aportar a la población? ¿Acabaría sustituyendo al dinero físico? ¿Afectará a la seguridad de nuestro entorno? ¿Qué papel tendrán los agentes del sector financiero?

El impacto de la COVID-19 trajo consigo un fuerte impulso de la transformación digital, asentando hábitos y preferencias por canales digitales y acelerando nuevos modelos de consumo en toda la población, también las generaciones de mayor edad, anteriormente más reticentes. Esta tendencia, que continúa in crescendo, no solo está transformando el panorama social, sino también el entorno económico y financiero, impactando en los modelos de pago electrónicos, como las tarjetas o los pagos móviles. Sin ir más lejos, el 55% de los ciudadanos declara preferir las tarjetas y otros medios de pago electrónicos para realizar sus compras en comercios físicos, según un estudio del BCE sobre hábitos de pago a consumidores europeos.

Este cambio en los hábitos de consumo ha supuesto el punto de partida para la creación del euro digital, que supondría una nueva forma de pago digital en efectivo emitida por el BCE.  Aunque otra de las razones de peso tiene que ver con el ecosistema internacional y la rapidez con la que se están transformando digitalmente las economías. A este respecto, y como explica Francisco Uría, socio responsable global de Banca de KPMG, “Europa no quiere quedarse atrás respecto a otras potencias y es consciente de que la innovación tecnológica es un tren que no puede perder y que ya ha iniciado con retraso”, tal y como comentó durante el evento ‘El euro digital. CBDCs y su impacto en el sector financiero’, organizado por KPMG. Y es que, como definió el profesor de política comercial de la Universidad de Cornell, Eswar Prasa, lograr que la moneda esté disponible en un formato digital podría ser “un imperativo para Europa”.

Europa no quiere quedarse atrás respecto a otras potencias y es consciente de que la innovación tecnológica es un tren que no puede perder y que ya ha iniciado con retraso
Francisco Uría Socio responsable global de Banca de KPMG

De este modo, el actual contexto ha propiciado que más de 30 países del mundo se encuentren inmersos en analizar la necesidad de crear monedas digitales o también llamadas CBDC (Central Bank Digital Currency, por sus siglas en inglés). Toda una revolución financiera y monetaria que favorece la creación del euro digital, que actualmente se encuentra en fase de preparación, y que podría acabar desarrollándose en 2025 si logra superar esta última fase.

¿Por qué un euro digital?

Desde el año 2021 el Eurosistema se encuentra inmerso en el estudio del proyecto del euro digital como complemento al dinero en efectivo, ya que el formato físico no permite explorar todas las ventajas que ofrece la digitalización de la economía y las finanzas. En este sentido, la principal diferencia entre el dinero físico y digital radica en el formato, pues en lugar de llevarlo físicamente, este permanecería en las cuentas y los pagos realizados por tarjetas o móviles.

En el caso de que finalmente el euro digital vea la luz, sería un medio de pago público, gratuito y accesible para todos los ciudadanos europeos. Todo ello con el objetivo de constituir una pieza clave para modernizar el sistema financiero europeo y fortalecer su independencia frente a otras alternativas. En este sentido, y como matizó Francisco Uría, las autoridades tienen muy presente la necesidad de evitar efectos de exclusión entre la ciudadanía y alterar lo menos posible la posición y el modelo de los bancos, así como el funcionamiento de la política monetaria europea. Por ello, se pretende no solo facilitar el uso del euro digital, sino continuar garantizando la disponibilidad del euro en efectivo físico y tradicional como lo conocemos hoy en día. De tal manera que el euro digital sea un medio de pago complementario al efectivo y no sustitutivo.

“A grandes rasgos, concebimos el euro digital como una forma digital del efectivo que podría emplearse para efectuar pagos en toda el área del euro”, describió Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, subrayando que “permitiría desarrollar soluciones innovadoras con alcance realmente europeo”. Tal y como destacó, la moneda digital estaría además disponible para los pagos más habituales e incluiría una modalidad offline. Esta permitiría efectuar operaciones sin necesidad de conexión a internet y con un elevado nivel de privacidad.

A las puertas de la revolución financiera

¿Cuándo se emitiría el euro digital?

Aunque el surgimiento del euro digital pueda sonar una cuestión reciente, la Unión Europea lleva varios años inmersa en el estudio y la definición de esta moneda, sin embargo, no fue hasta octubre de 2023 que concluyó su fase de investigación. Una vez finalizada, las autoridades europeas pasaron a la etapa de preparación, que se prevé prolongar hasta dos años más. Esta actual fase del proyecto pretende iniciar todos los preparativos necesarios en caso de que finalmente se decida un posible lanzamiento del euro digital, todavía aún por confirmar por parte de las autoridades europeas.

Desarrollo del euro digital y próximos pasos

Julio 2021

Lanzamiento del proyecto del euro digital

Octubre 2021

Inicio de la fase de investigación: análisis de las opciones de diseño y posibles modelos de distribución de un euro digital

Junio 2023

Adopción de la propuesta normativa por la CE

Octubre 2023

Inicio de fase de preparación (actualmente en desarrollo): centrada en el diseño y la funcionalidad del euro digital, que sentaría las bases para un posible euro digital.

Finales de 2025

Fin de la primera parte de la fase de preparación

Esta fase actual de preparación prevé analizar y realizar los trabajos necesarios para estar en disposición de implementarlo a través de tres tareas principales: plasmar en un conjunto de reglas el funcionamiento del euro digital o desarrollo de un rulebook; seleccionar los proveedores que podrían desarrollar la plataforma; y continuar analizando algunas cuestiones relevantes desde el plano teórico al práctico, como puede ser la privacidad, la experiencia de usuario, el acceso libre a todos los ciudadanos, etc. El Banco Central Europeo prevé también la realización de pruebas y experimentación para asegurar que el euro digital responda tanto a los requisitos del Eurosistema como a las necesidades de los usuarios.

En paralelo, la Comisión Europea ha presentado una propuesta legislativa que está actualmente en fase de debate y que establecerá el marco legal para el euro digital, en el que se establecerán aspectos como su estatus de curso legal, su nivel de privacidad, o se regularán mecanismos como los límites a la tenencia. El Banco Central Europeo ha sido claro en que hasta que dicho marco legislativo esté en vigor no consideran la emisión de un euro digital.

Las CBDC en la esfera internacional

La Unión Europea no es la única que se encuentra inmersa en la posible emisión de una moneda digital o CBDC: más del 85% de los bancos centrales del mundo están trabajando o tienen intención de trabajar en un proyecto de moneda digital en un futuro próximo, según muestra el Banco de Pagos Internacionales (BPI). Y es que alrededor de 130 países de todo el mundo, que representan el 98% del PIB global, han explorado o están explorando las posibilidades de las CBDC. De hecho, 19 países del G-20 se encuentran en una fase avanzada de desarrollo, según el centro geoeconómico Atlantic Council.

Sin ir más lejos, China se encuentra en una fase piloto del lanzamiento del yuan digital, que forma parte de una estrategia global para digitalizar la vida social y económica del país. Mientras tanto, Estados Unidos sigue trabajando en la posibilidad de lanzar un dólar digital, aunque sin un calendario establecido, al igual que Reino Unido, que recientemente anunció el inicio de una fase de diseño de una libra digital tras un período de consultas entre empresas y ciudadanos con el objetivo de crear una libra esterlina digital.

El euro digital es una parte de todo un complejo mapa donde las entidades financieras se están posicionando para entender cómo les va a impactar desde el punto de vista de negocio
Álvaro Casado Socio de FS Strategy y responsable de Digital Assets de KPMG en España.

En este sentido, se espera que dichos proyectos avancen progresivamente en función de las prioridades y desafíos que plantee cada país. Y es que “el euro digital es una parte de todo un complejo mapa donde las entidades financieras se están posicionando para entender cómo les va a impactar desde el punto de vista de negocio”, subrayó durante el encuentro sobre el euro digital, Álvaro Casado, socios de FS Strategy y responsable de Digital Assets de KPMG en España.

Incógnitas y principales preocupaciones

Pese a que existen múltiples proyectos en marcha en torno al desarrollo de las CBDC, los bancos centrales están realizando un esfuerzo significativo por garantizar y priorizar la estabilidad y seguridad financiera y económica del sistema de pagos.  A este respecto, las autoridades necesitan analizar en detalle posibles escenarios que afecten a la estabilidad en base a distintos elementos, como pueden ser los límites de tenencia, el nivel de privacidad, el riesgo de colapso por pérdida de confianza o de retiradas masivas de dinero de las cuentas bancarias tradicionales en situaciones de crisis, o los posibles impactos negativos en la provisión de crédito a la economía derivados de la sustitución de los depósitos bancarios, entre otros potenciales escenarios de riesgo.

¿Qué papel tendrá el sector financiero?

La implementación del euro digital y otras CBDCs supondrían una gran transformación del ecosistema mundial de pagos y, a este respecto, el sector financiero no sería ajeno a ello. Su papel continuaría siendo clave para la distribución y prestación de servicios relacionados con la moneda digital. Según la propuesta actual del BCE, los intermediarios financieros tendrían la relación contractual relativa a la gestión de cuentas con los usuarios finales, además de otras funciones como la apertura de cuentas o monedas digitales, y las operaciones de pago asociadas. Adicionalmente, el euro digital permitiría a los intermediarios unos nuevos railes sobre los que desarrollar soluciones de pago accesibles en toda la zona euro, lo que podría favorecer la innovación y la competencia de los pagos digitales en Europa.

Sin embargo, todavía quedan por definir aspectos muy relevantes sobre el diseño del euro digital que condicionarán la realización de estos potenciales beneficios, así como para mitigar potenciales riesgos relacionados con la estabilidad financiera y el riesgo de desintermediación, entre otros.

¿Hacia un nuevo modelo de compensación?

Dado que el euro digital supondría una profunda reconfiguración de los actores financieros, será fundamental garantizar un adecuado modelo de compensación para estos actores. A este respecto, Santiago Fernández de Lis, Head of Regulation de BBVA, explicó que la compensación debe ser similar a los servicios de pago existentes.“No cabe duda de que los incentivos para los emisores son clave y es necesario mantener un modelo equilibrado en el caso de los pagos offline”, añadió.

El modelo de compensación que se está discutiendo en el proyecto europeo debe ofrecer a los intermediarios incentivos económicos comparables a otros medios de pago digitales y asegurar también que se compensan los costes asociados al proyecto. A este respecto, un euro digital también abre la puerta a que los intermediarios inviertan en servicios adicionales de valor añadido para sus clientes. Y es que como detalló en el encuentro Fanny Solano, Head of Digital & Retail Regulation, Transparency and Implementation de CaixaBank y Member of the Digital Euro Market Advisory Group (MAG) del BCE, se debería recurrir a un modelo que incentive a todas las partes, es decir, un ‘business case’.

En este sentido, “la manera en que se repartan los costes finales entre los diferentes agentes va a ser un elemento importante de cara al encaje del euro digital en el ecosistema de los medios de pago ya existentes”, reconoció Sergio Gorjón, responsable de la División de Innovación Financiera del Banco de España, durante el evento organizado por KPMG sobre el euro digital. A este respecto, y como explicó Ana Belén Alonso Hernández, Digital Euro Global Coordination del Grupo Santander, “será esencial promover una estrecha colaboración público-privada para alcanzar un modelo de compensación equilibrado y sostenible”.

Asumir costes y desarrollo de infraestructuras, ¿hacia la reutilización?

La posible emisión del euro digital supondría además importantes costes de desarrollo e implementación. En este sentido, Ana Belén Alonso Hernández destacó los costes principales que deberán asumir las entidades financieras: aquellos necesarios para la adaptación a los nuevos sistemas del BCE; los costes de adaptación de canales para ofrecer la operativa del euro digital a todos los ciudadanos; los costes para modificar los puntos de venta; y los costes operativos y de mantenimiento como medio de pago. Para ello, el modelo de compensación debería ser capaz de neutralizar este impacto.

A este respecto, Miguel Alvarez Vázquez, Digital Policy Senior Manager del Banco Santander, destacó la importancia de integrar el euro digital en los canales que los ciudadanos ya conocen y utilizan diariamente, lo que facilitará el proceso de adopción, haciéndolo más sencillo y seguro para los usuarios finales, además, “el enfoque debería ser el de reutilizar en la medida de lo posible las infraestructuras, estándares y componentes de pago que ya existen, lo que permitirá reducir los costes de desarrollo, favoreciendo un proceso de implementación más sencillo y eficiente, y reduciendo la incertidumbre”. Del mismo modo, Beatriz Castro García, Senior Payment Expert de Swift, también hizo hincapié en la necesidad de garantizar la interoperabilidad para hacer frente a los riesgos de fragmentación. En esta línea, Alberto López Nestar, director general adjunto de Iberpay, puso énfasis en la reutilización de las infraestructuras de pago ya existentes: “se está trabajando en la posible interoperabilidad en entornos europeos y se podrían reutilizar estos railes para mitigar impactos en el sector financiero y favorecer que el euro digital sea un éxito”.

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¿Cómo diseñar y garantizar un marco legal al más alto nivel?

Si bien la Comisión Europea ya elaboró una propuesta para la creación de un marco legislativo del euro digital, este todavía necesita ser aprobado por el Parlamento y el Consejo Europeo. Tal y como explica la socia responsable del departamento de Servicios Financieros de Legal de KPMG en España, Pilar Galán, “esta propuesta busca garantizar que se pueda seguir accediendo y pagando en efectivo en euros, al mismo tiempo que se establece un marco para una posible nueva forma digital de la moneda, de tal forma que se disponga de ambas opciones de pago (efectivo y digital)”.

En cuanto a la convivencia de otros sistemas de pago transfronterizos, estos deberán ser objeto de un acuerdo previo entre el BCE y los bancos centrales nacionales no pertenecientes a la zona euro y de terceros países. “Estos acuerdos deberán especificar, según la propuesta de normativa, las condiciones de acceso y utilización de los sistemas de pago interoperables a efectos de los pagos en divisas cruzadas con el euro digital, donde se presupone que se incluirá mención a la trazabilidad con un criterio armonizado”, detalla Pilar Galán.

La CE espera que la convivencia entre CBDC cree un enfoque cooperativo de los diseños interoperables de las CBDC entre distintas monedas, que aún no se ha llevado a cabo por el estado prematuro de la mayoría de los proyectos
Pilar Galán Socia responsable del departamento de Servicios Financieros de Legal de KPMG en España

Otro de los desafíos que plantea la emisión del euro digital es la privacidad y así lo expresaron los ciudadanos europeos durante el período de consulta pública en torno al euro digital. Como refleja la propuesta del proyecto, se revelará la misma información que al realizar pagos con tarjeta, al igual que al pagar en efectivo y al obtener efectivo de un cajero automático. Como detalla Galán, una forma de obtener esta información sin violar la privacidad de los consumidores sería realizar las actividades de liquidación con la ayuda de los intermediarios supervisados, que serían los que distribuirían el euro digital a los usuarios finales. “Al tener la relación directa con el usuario del euro digital, serían los encargados de realizar todas las operaciones de control del blanqueo de capitales”, concluye.

La privacidad como máxima ineludible, ¿cómo garantizarla?

No hay duda de que la pérdida de privacidad es uno de los aspectos que genera mayor incertidumbre entre la ciudadanía. En consecuencia, las autoridades necesitarán encontrar el equilibrio entre garantizar la confidencialidad y mantener un registro verificable de las operaciones.

A este respecto, y como explica Sergi Gil, socio responsable de Technology Risk de KPMG, el proyecto del euro digital necesitará prestar atención a elementos fundamentales como la educación y concienciación de la ciudadanía en torno a la seguridad, la utilización de métodos criptográficos robustos, y la implementación de la autenticación multifactorial para asegurar que solo los usuarios autorizados puedan acceder y realizar transacciones con el euro digital. Además de la necesidad de implementar una infraestructura segura e implementar las últimas actualizaciones y parches de software que garanticen que el sistema está protegido contra las últimas amenazas cibernéticas.

El proyecto del euro digital necesitará prestar atención a elementos como la educación y concienciación en torno a la seguridad por parte de la ciudadanía, la utilización de métodos criptográficos robustos, y la implementación de la autenticación multifactorial
Sergi Gil Socio responsable de Technology Risk de KPMG

En definitiva, será esencial que las autoridades europeas logren canalizar el impacto transformador que supondrá el euro digital, así como adaptar un proyecto que responda a las necesidades reales de la sociedad europea y contribuya, en definitiva, a aumentar la competitividad de los pagos en Europa. Todo ello teniendo muy presente la constante colaboración con los distintos agentes del sector financiero. Un trayecto en el que el reto más acuciante será explicar y hacer entender a la ciudadanía el valor real que aportará el euro digital en esta nueva era.

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